domingo, 18 de octubre de 2009

¿Hasta cuándo?

por Deborah Maniowicz para revista XXIII
Octubre de 2009

¿En qué consiste el proyecto de la línea telefónica para informar sobre aborto?

Es una línea telefónica de acceso público donde cualquier mujer puede obtener información sobre el aborto seguro realizado con el medicamento misoprostol, sus riesgos y sus efectos, sobre anticoncepción de emergencia y sobre sus derechos frente al personal del sistema de salud, como una herramienta de defensa frente a la violencia obstétrica. No juzgamos las decisiones de las mujeres ni intervenimos en estas decisiones. No aconsejamos ni recomendamos ni prescribimos medicamentos. Reproducimos información pública, principalmente de la OMS (Organización Mundial de la Salud, accesible en http://www.iwhc.org/storage/iwhc/documents/who_guidance_en_espaol.pdf), de la FLASOG (Federación Latinoamericana de Sociedades de Obstetricia y Ginecología(http://www.flasog.org/images/misoprostol.pdf), del Consorcio Latinoamericano contra el Aborto Inseguro (http://www.clacai.org/) y del Consorcio Médico sobre Aborto con Medicamentos (http://www.medicalabortionconsortium.org) , entre otras. La línea no recomienda, no prescribe, no aconseja, no anuncia medicamentos, ni la información brindada compromete de manera alguna a las mujeres en sus decisiones. Reproducimos información libre de prejuicios, valoraciones morales ni juicios de valor y sí, en cambio, científicamente confiable.

El misoprostol es una droga que tiene múltiples usos obstétricos. No sólo es un abortivo considerado sin riesgos por la OMS en las primeras semanas de embarazo, sino que también se utiliza para facilitar el trabajo de parto en embarazos a término, para inducir bajo supervisión médica abortos de segundo trimestre cuando se produce muerte fetal o existe riesgo para la salud de la gestante, para terminar abortos incompletos y para terminar con hemorragias pos parto. La OMS incluye al misoprostol en su listado de medicamentos esenciales (es decir, aquellos que no pueden faltar en ningun servicio de salud básico). El uso de medicamentos para realizar abortos seguros lleva más de veinte años como práctica establecida y es recomendada por la OMS y otros organismos por su eficacia y bajo riesgo de muerte y complicaciones cuando se realiza siguiendo el método correcto, el cual es muy sencillo. De hecho, por estas características lo consideran un método seguro muy valioso y útil en contextos donde el acceso al aborto está impedido o dificultado y donde el acceso a servicios de salud es malo. En los países donde el aborto es legal, las mujeres reciben información en el sistema de salud acerca de los distintos métodos y son ellas quienes deciden cuál es el mejor para sí mismas. Cuando se considera el aborto con medicamentos, existe la opción de utilizar el misoprostol en las instalaciones de salud o en la propia casa. El aborto con medicamentos es muy elegido porque muchas lo ven como más natural y porque les permite recuperar el control sobre los procesos que tienen lugar en sus propios cuerpos, potenciando su autonomía.
Sin embargo, todavía muchas mujeres no saben que este método existe. Las que saben, suelen obtener información confusa e incompleta. Según el Ministerio de Salud de la Nación, en promedio todas las mujeres abortamos dos veces en nuestra vida, y, por otro lado, el 60% de las embarazadas argentinas no planificó su embarazo. Hace años, la principal causa de muerte de embarazadas en el país deriva de las prácticas abortivas inseguras. Digamos que a través de sus varias aplicaciones es una droga que impacta específicamente en bajar los índices de mortalidad materna, índices que en Argentina son extremadamente altos y que todos los comités internacionales de derechos humanos piden que sean bajados inmediatamente. En Argentina el misoprostol es legal y es comercializado por los laboratorios Beta (bajo la marca Oxaprost) y Casasco (bajo la marca Blokium Prost).

Derechos en que nos basamos:
• A la libre expresión: tod@s tenemos derecho a expresar nuestras opiniones, creencias y a difundir datos, experiencias, teorías, técnicas.

• A gozar de los beneficios del progreso científico y de sus aplicaciones: la OMS y la FLASOG establecen un método sencillo para abortar con misoprostol. Esto permite a una gran mayoría de mujeres abortar en su hogar sin riesgos, con mínimo control médico posterior, igual al necesario frente a un aborto espontáneo. Los costos de
producir misoprostol en laboratorios son muy bajos, cualquier país puede fabricarlo. El aborto con misoprostol está entre los más recomendados por l@s médic@s en el mundo y es usado por millones de mujeres.

• A la información: el método para abortar con misoprostol es un avance tecnológico concreto que debe estar a disposición de tod@s l@s que pueden beneficiarse de su uso. El Estado debe eliminar las barreras para que las mujeres accedamos a la información, en especial si afectan nuestra salud y la prevención del embarazo no deseado. El derecho a enseñar y aprender garantiza la circulación de conocimientos sin que queden confinados a núcleos de expert@s y que tod@s puedan requerir, adquirir y difundir conocimientos sobre cualquier tema.

• Derechos de las mujeres a controlar nuestra propia salud y cuerpo, a la salud integral y al disfrute del más alto nivel posible de salud: todas tenemos derecho a decidir sobre nuestra salud y nuestro cuerpo con información verídica, conocimiento de causa y de las opciones disponibles. El Estado está obligado a darnos información sobre métodos de aborto seguro, y no puede trabar las medidas adoptadas por cada mujer para lograr sus objetivos de salud. La criminalización del aborto fuerza su práctica clandestina imponiendo riesgos para la integridad y salud física, mental y social de las mujeres. Los riesgos son mayores para mujeres excluidas y pobres. El estado debe eliminar los riesgos para que no tengamos que recurrir a abortos peligrosos y para reducir la mortalidad evitable. Naciones Unidas recomienda a los Estados eliminar las sanciones a mujeres que abortan y garantizar servicios de aborto seguro.

• Derecho de las mujeres a decidir: Las mujeres somos libres de decidir si deseamos reproducirnos y en qué momento. Ante un embarazo no deseado, el Estado debe brindarnos información completa, veraz y científicamente fundada sobre todas las opciones para que decidamos con libertad e información. En nuestro país el aborto es una opción legal para las mujeres cuando el embarazo es consecuencia de una violación o abuso, ya sea por parte de varones de nuestra familia, pareja o extraños, y cuando su vida y/o salud se ponen en riesgo por el embarazo.
En estos casos, el Estado debe garantizar el acceso al aborto, no puede poner trabas, ni castigarnos.

• A la intimidad y la confidencialidad: el Estado, la policía, l@s médic@s y enfermer@s, l@s abogad@s defensor@s, deben respetar la intimidad. La policía no puede entrar a tu casa ni llevarse cosas sin orden escrita firmada por un@ juez@. Tampoco puede hacerte preguntas y nadie, ni siquiera un@ juez@ puede obligarte a responder preguntas cuando estás acusada, o creés que te pueden acusar de un delito. Toda la información que das a l@s médic@s y auxiliares durante tu atención, incluso en complicaciones por aborto o violencia sexual, es confidencial y secreta, igual que tu tratamiento, estudios y diagnóstico. L@s médic@s no pueden compartir la información con la policía o l@s jueces. El no respeto a la confidencialidad afecta negativamente la salud y bienestar de las mujeres. Violar el deber de confidencialidad es un delito grave.

• A la igualdad y no discriminación: son prohibidos el machismo, sexismo, la homofobia, lesbofobia, misoginia y el racismo. Negar información y servicios de anticoncepción y aborto legal a una mujer es una discriminación prohibida. El Estado debe garantizar estos derechos cuando l@s encargad@s de prestarlos se niegan por razones de conciencia.

¿En qué paises funciona?

Funciona en Ecuador desde hace casi dos años, en Chile desde el 28 de mayo de este año, en Argentina desde el 31 de julio y a fin de año comenzará a funcionar en Perú. También se prepara en otros países de América Latina. No es casual que un proyecto de estas caracteristícas se asiente y extienda en esta región. Los sectores conservadores en Latinoamérica se han encargado también de monopolizar la información para que sólo algunas elites accedan al conocimiento, con clara conciencia de que esto es un mecanismo de poder. Aún antes de la existencia de proyectos como la línea de información, el aborto clandestino con misoprostol estaba ya muy extendido en el plano regional, y ese es uno de los motivos principales por el cual es indispensable difundir información correcta, veraz, completa, científica y sin prejuicios para que sea un método realmente eficiente, de manera que las mujeres no interpreten que no funciona y que su única opción sería recurrir a métodos inseguros como las sondas, agujas, hierbas, etc. Es decir, brindar información adecuada sobre uso eficiente y correcto del misoprostol es una manera de reducir los daños causados por el aborto inseguro. Lo que sucede en general es que la información circula mal y cualquier método mal usado tiene riesgos.

¿Cuándo comenzó a funcionar la línea en Argentina?

La línea se puso en funcionamiento el 31 de julio de este año.

¿Cuántas visitas recibieron?

No recibimos ninguna visita porque no tenemos ningún tipo de contacto personal con las mujeres, no somos una clínica, ni un consultorio ni una consejería. Las mujeres sólo interactúan con nosotras por vía telefónica.
Durante el primer mes se recibieron 345 llamados, incluyendo a mujeres de todas las edades, y de 17 provincias.
Actualmente, el número de llamadas diarias se ha quintuplicado, gracias a la difusión de los medios de comunicación, del movimiento de mujeres y de otras organizaciones sociales que sostienen este proyecto en todo el país. Ya han llamado de todas las provincias.

¿Quiénes atienden el telefono (medicos, voluntarios, psicologos...)?

En la articulación que lleva adelante este proyecto regional no somos médicas ni quienes atienden la línea, ni quienes hacemos el trabajo de vocería. Sí trabajamos con médicos y médicas expertos/as en temas de misoprostol y aborto con medicamentos. Con ellas/os construimos en conjunto nuestro protocolo de atención y estamos actualizándonos permanentemente.

La idea de no ser médicas es uno de los principios políticos del proyecto, ya que consideramos que la transmisión de conocimiento entre pares es un gran método para abordar temáticas tan estigmatizadas como la del aborto. Aclaramos siempre que no somos médicas y que es obligación de las y los médicos brindar la información que damos; que las mujeres tienen derecho a consultar con sus médicas/os sobre el aborto, los distintos métodos, las características, riesgos y ventajas de cada uno; y que si sus médicas/os les niegan esta información tienen derecho a recurrir a otra/o que sí la brinde y que evalúe su caso personal. En la línea no evaluamos casos individuales, simplemente damos información pública general, resultados de estudios, información que se encuentra en el prospecto, contraindicaciones, la información que dio el gobierno sobre las precauciones por la falsificación de medicamentos, direcciones de hospitales públicos, información del programa de salud sexual y reproductiva. Toda información pública y veraz ya publicada relacionada con aborto. Quienes atendemos el teléfono somos mujeres que damos información a otras mujeres con un esquema de educación entre pares. Nos sirven de modelo experiencias históricas como la de los movimientos GLTTB que en los '90 tomaron en sus manos transmitir información a sus pares sobre HIV y cáncer de mamas y cuello de útero -cuestiones centrales para esos colectivos.

¿Reciben capacitaciones quienes atienden las líneas?

Nos capacitamos durante seis meses para este trabajo, con personas experimentadas, especializadas, tanto con médicas/os locales como con compañeras de los otros países. Seguimos haciéndolo permanentemente.

¿Cómo se financia?, ¿Quién sustenta el proyecto?

El proyecto cuenta con un financiamiento mínimo de Women on Waves, que donó un dinero para poder arrancar y del Fondo de Solidaridad XminusY, que es una financiadora holandesa que aporta donaciones para organizaciones y movimientos comprometidos con el cambio social. Quienes atienden la línea y quienes hacemos vocería o trabajo legal donamos nuestro trabajo. Los médicos y las médicas que trabajan como comité asesor también donan su trabajo.

¿De qué organismos recibieron apoyo?

Tenemos una "Declaración por la Información Pública para Abortar más Seguras" que elaboramos en cuando presentamos la línea y que está firmada por más de 200 organizaciones nacionales e internacionales sociales, territoriales, sindicales, de mujeres, gltb, feministas, partidos políticos e incluso organismos gubernamentales. Entre ellas mencionamos a Médicos del Mundo, la Cátedra Libre de Salud y Derechos Humanos de la Facultad de Medicina de la UBA, el Municipio de Morón, el INADI, y personas como legisladoras y legisladores porteños, diputadas y diputados nacionales, diputadas de la CABA, juristas y académicas/os.

¿Qué ayuda brindan a las personas que llaman?

Nosotras no brindamos ayuda si se piensa en asistencia, lo que brindamos es información confiable, veraz y oportuna. Información de fuentes autorizadas acerca de cuáles son los efectos del misoprotol, cómo se utiliza, cómo es el proceso normal subsiguiente, cómo detectar las señales de complicaciones y qué hacer frente a ellas. También, como ya hemos mencionado, sobre los derechos de las mujeres frente al personal de salud, sobre violencia sexual y doméstica y sobre anticoncepción de emergencia.
Creemos que esta información es vital en un país donde según el propio Ministerio de Salud de la Nación todas las mujeres, en promedio, abortamos dos veces en nuestras vidas a pesar de la ilegalidad de la práctica, lo que quiere decir que lo hacemos de manera clandestina, de ahí los riesgos altos para la salud y la vida de las mujeres. Donde todas las muertes son de mujeres pobres o de clase media empobrecida, y donde gran cantidad de muertes y daños graves a la salud se producen porque las mujeres no quieren ir a un hospital frente a los daños causados por las prácticas inseguras (sondas, agujas, hierbas) por miedo a ser denunciadas y maltratadas y donde se practican alrededor de 700.000 abortos anuales.

¿Recomiendan la utilización de remedios?
Nosotras no recomendamos nada, las mujeres nos llaman buscando información para comparar con otras fuentes, algunas más confiables, otras menos. Ellas toman sus propias decisiones, no estan esperando que nadie las tome por ellas. Buscan información sobre aborto porque es una experiencia que nos conecta a todas y de la cual nos es negado hablar incluso con nuestras/os médicas/os en función de una restricción que se termina transformando en una prohibición absoluta de siquiera mencionar la palabra aborto.
Recibir la información que nosotras brindamos no condiciona a nadie a interrumpir un embarazo y, si decidiera hacerlo, tampoco condiciona a utilizar un método en lugar de otro.

Por último, consideramos indispensable y urgente la aprobación del proyecto de ley presentado por la Campaña Nacional por el Derecho al aborto legal, seguro y gratuito, que hace dos años duerme en la Cámara de Diputados.

jueves, 1 de octubre de 2009

28 de Septiembre

El 28 de Septiembre se realizó en Buenos Aires una marcha en el dia por el derecho al aborto latinoamericano y del caribe. Más de 500 personas pedimos que se sancione yá la ley que permite el aborto hasta la semana 12 libremente.






La foto es gentileza de Gisela Volá, de Cooperativa Sub

Se quintuplicaron las llamadas a la línea

7 de octubre de 2009
Nota para Critica de la Argentina por Josefina Licitra
Una semana atrás, una tapa de Crítica de la Argentina reveló que cada 30 minutos una mujer llamaba a la línea telefónica “Aborto: más información, menos riesgos” para asesorarse sobre cómo interrumpir un embarazo con recursos farmacológicos.
A siete días de esa nota, la línea quintuplicó la cantidad de llamados (ahora hay diez por hora, frente a los dos que había el martes pasado), un auge que dio pie a la organización Lesbianas y Feministas por la Descriminalización del Aborto –a cargo de la gestión de esta vía de información– para exigir aún con más vehemencia el tratamiento y la sanción de una ley por el derecho al aborto seguro y gratuito antes de fin de año.
La demanda se hará hoy, Día por la Despenalización del Aborto en América Latina y el Caribe, durante una marcha que se realizará a las cinco de la tarde desde Plaza de Mayo y hasta la Plaza del Congreso. “Desde que salió la nota completamos el mapa del país: nos faltaban seis provincias por llamar, pero ahora llaman de todos lados, estamos desbordadas –asegura Verónica Marzano, una de las impulsoras de la línea de asesoramiento–. Es importante aprovechar esta repercusión para exigir al Poder Legislativo que sancione una ley. De hecho, desde que se publicó en Crítica de la Argentina hubo hasta miembros de la Corte Suprema que interpelaron a los propios legisladores para que este tema se debatiera”.
La ley que presenta la Campaña Nacional por el Derecho a un Aborto Legal, Seguro y Gratuito, y que está en este momento en el Congreso Nacional, lleva la firma de la diputada socialista Silvia Augsburger y fue consensuada con varios movimientos sociales (colectivos feministas, de derechos humanos y GLTTB). A pesar de que el proyecto cuenta con el aval y la cooperación de varias organizaciones –y a pesar de que el tema de la despenalización del aborto está en un punto clave del debate público– es muy poco lo que se sabe respecto de esta ley, y es poca –ínfima– la cantidad de gente que habla del tema desde la información, en vez de hacerlo desde los prejuicios. Para despejar incógnitas está Luciana Sánchez, miembro de la campaña y abogada de la organización feminista que gestiona la línea telefónica de aborto farmacológico.

–¿Es el primer proyecto que pide la despenalización del aborto?
–En absoluto. Desde hace ya más 20 años existe la tradición de que los movimientos de mujeres presenten proyectos de ley para que el aborto se legalice o se despenalice, pero nunca son tratados, pierden estado parlamentario y caen. A lo máximo que han llegado es al tratamiento en alguna comisión, pero el Congreso tiene mecanismos típicos para que estos proyectos nunca lleguen al recinto.
–¿Por qué hay un solo proyecto sobre este tema en el Congreso?
–No hay uno solo, hay por lo menos tres. La campaña respalda uno, que es el de la diputada Augsburger, presentado en 2008. Pero también hay uno de Vilma Ibarra, que contempla que el aborto sólo sea realizado en un hospital. Es decir que las mujeres, en la intimidad de sus hogares, no podrían practicárselo. Éste es uno de los grandes puntos de debate que plantea la discusión sobre despenalización: si el aborto tiene que ser en un hospital o si las mujeres pueden hacerlo en otro espacio.
–Pero esta discusión se salda con la propuesta del misoprostol, que se usa de forma doméstica.
–Exacto. El misoprostol es un medicamento que cambió los paradigmas de esta discusión. Ahora, las mujeres pueden ejercer su derecho sin que los médicos lo obstaculicen. En cambio, en los demás tipos de aborto no importa la seguridad de los métodos, la intervención de los médicos es inevitable. El misoprostol reduce los costos del sistema de salud, algo que ya se está viendo en los países donde el aborto es legal y en aquellos como India, con una infraestructura hospitalaria más que deficiente. La OMS recomienda el misoprostol como un medicamento esencial para la salud de las mujeres. Si cada mujer tiene dos abortos en su vida, según estadísticas del Ministerio de Salud, y todos esos abortos tienen que pasar por el sistema médico, ésa es una carga impresionante. Y además tiene consecuencias de clase muy claras: una vez más, se ven beneficiadas las mujeres que están incluidas en el circuito de salud. Si se aprobara una ley que estableciera que el aborto sólo puede ser hecho en hospitales, habría que esperar al menos cien años más para que todas las mujeres pudieran acceder a los hospitales y a un aborto seguro.
–¿Cuál es el tercer proyecto?
–Hay uno presentado en forma posterior por la diputada Augsburger, también respaldado por la campaña, y es sobre aborto no punible. En este último caso, la discusión no se saldó en el Congreso pero en la práctica sí fue saldada con la aparición de la Guía de Aborto no Punible, que establece que el aborto es legal en cuatro casos: cuando hay riesgo para la salud de la mujer, riesgo de vida para la mujer, violación, y violación o atentado al pudor sobre una mujer con sus capacidades disminuidas.
–¿Cuál es la diferencia de este último proyecto con el que ustedes piden que se apruebe?
–Creemos que la restricción de la legalidad del aborto a cuatro casos es inconstitucional. Y eso exige plantear en qué consiste el aborto. Si el aborto está vinculado a la autonomía y la libertad de las mujeres, entonces el Congreso no puede sancionar ninguna ley. Es antidemocrático que el Congreso regule algo que no se puede regular, como es la propia libertad de elección.
–Si el Congreso no debe regular el aborto, ¿entonces por qué se pide la sanción de una ley?
–Lo que estamos pidiendo es un debate legislativo que reglamente las condiciones en las que se va a brindar el servicio de salud relacionado con distintas formas de practicar los distintos tipos de aborto.
–Lo que ustedes dicen es que el aborto no es un hecho discutible, sino que hay que legislar las políticas públicas para que intervenga el Estado.
–Exacto. Las mujeres no piden permiso para abortar. Lo están haciendo desde siempre. Las feministas con más trayectoria en esto, sobre todo mujeres de más de 60 años, incluidas nuestras abuelas, siempre nos cuentan que cuando no había anticoncepción el aborto era una práctica aún más común de lo que es ahora. Lo que la anticoncepción hizo, en definitiva, fue fundar las diferencias de clase. Cuando las ricas empezaron a acceder a la anticoncepción, el aborto dejó de ser un debate para todas las mujeres. Como las que mueren son pobres, el tema dejó de debatirse en el país. Pero al margen de los casos fatales, lo cierto es que todas abortamos. Lo que hay que hacer es discutir de qué forma se va a organizar el Estado para respetarnos.
–¿La ley de despenalización incluye plazos para practicar el aborto? ¿Sería legal hacerlo en cualquier tramo del embarazo?
–No. Justamente, otro de los debates que hay respecto de la legalización gira en torno al tiempo. El proyecto plantea que los abortos deberían estar despenalizados dentro de las primeras 12 semanas, salvo los no punibles, que pueden practicarse en cualquier instancia de la gestación. En este momento en nuestro país la despenalización hasta la semana 12 sería un gran avance. Por la experiencia que nos dio la línea telefónica, vemos que las mujeres consultan tempranamente. Lo hacen dentro de los tres primeros meses. Y además, si se hace en este plazo se reducen mucho los riesgos y se obliga al sistema de salud a brindar atención inmediata a las mujeres.
–Entonces, ¿si una mujer abortara en la semana 20 sí sería punible?
–Así es en el proyecto presentado por la campaña. Esto es cuestionable, porque si hablamos de autonomía y libertad ese plazo es discutible. Creemos que el debate luego de la aprobación de esta ley debería seguir hacia la total despenalización junto con una regulación flexible, para contemplar los diversos intereses y generar obligaciones claras en el Estado.
–¿Por qué cuesta tanto conseguir una sanción? ¿Es por la falta de separación entre Estado e Iglesia?
–No es sólo eso. Por supuesto que esa relación existe y marca territorios. Así como también existen fundamentalismos, posiciones conservadoras respecto de lo que se piensa que es una mujer. Pero además creo que hay una cuestión de desidia, de no pensar en las mujeres como sujetos políticos y sociales. Por ejemplo, cuando se supo que habían sido repartidos 50 mil DIU de mala calidad, nunca se planteó cuál es el perjuicio de las mujeres que se lo colocaron. ¿Quién se hace cargo de esos embarazos no deseados? ¿Cómo responde el Estado frente a eso? No se está pensando en la mujer como persona. Éste es un momento más que adecuado para que la Cámara de Diputados deje de darnos la espalda a las mujeres. Dar la espalda lo único que logra es arrojarnos a la clandestinidad y exponernos a una pérdida de dignidad.
Línea Aborto, más información, menos riesgos: 011-15-66647070 (se puede llamar o mandar un mensaje de texto y en la línea contestan gratuitamente).

Línea Aborto, mas información menos riesgos Informe del primer mes

(Versión en inglés)

El lunes 21 de Septiembre presentamos los datos y hallazgos del primer mes de atención de la línea en la legislatura porteña, en el salón San Martin.
Realizaron comentarios sobre el informe:

Diana Maffía, legisladora porteña, Presidenta de la Comisión especial de igualdad real de oportunidades y de trato entre mujeres y varones
Gabriela Alegre, legisladora porteña, Presidenta de la Comisión de Mujer, Infancia, Adolescencia y Juventud.
Fernando Giayetto, médico ginecólogo. Asesor de la línea aborto más información menos riesgos.
Paula Castello, integrante de AMARC. (Asociación mundial de radios comunitarias)
Presentó los datos: Gabi Diaz Villa de Lesbianas y Feministas por la descriminalización del aborto.

Informe

"HALLAZGOS Y REFLEXIONES A UN MES DE ATENCION DE LA LINEA “ABORTO: MAS INFORMACION, MENOS RIESGOS”

Es necesario hablar de aborto sin eufemismos ni moralinas.
El aborto ya fue: Uno por cada minuto que pasa. El aborto nos inscribe a todas las mujeres en una experiencia común. Según el Ministerio de Salud, en promedio, todas las mujeres pasamos por dos procesos de aborto durante nuestras vidas. El misoprostol nos permite hacerlo sin riesgos, con mínimo control médico posterior.

El misoprostol cambia los términos del debate sobre aborto.

En países donde el aborto está restringido, el misoprostol revela que la verdadera causa de muerte de las mujeres que abortan, no son los métodos inseguros sino la violencia médica.
La corporación médica juega un rol fundamental en la desinformación sobre aborto, amplificado por los medios de comunicación masiva. El objetivo de esta alianza es custodiar la ruta del semen hasta las últimas consecuencias: no es suficiente embarazar, nos quieren obligar a parir.

La experiencia de la línea “Aborto: más información, menos riesgos” viene a sumar fuerzas con la ya iniciada desarticulación de la connivencia entre las corporaciones medica y mediática en el control sobre los cuerpos con útero.

La realidad que la línea viene a sacar del closet es el aborto como acto performativo de autonomía: el aborto que no es un drama, el aborto que no pide permiso ni perdón. El aborto que se estima que asciende a entre 460.000 y 700.000 por año aquí en la Argentina.

En este mes de atención (31/7 al 31/8), la línea ha recibido 345 llamadas, atendiendo sólo 6 horas por día. El 23 % de las llamadas fueron desde Ciudad de Buenos Aires. De Provincia de Buenos Aires, 30%. El resto se distribuye en otras 15 provincias. Este gran éxito ha sido posible gracias al trabajo de difusión del número de los movimientos sociales, las organizaciones de mujeres y feministas, las redes de solidaridad de mujeres y personas comprometidas, como así también la amplia red de radios comunitarias y medios locales e independientes.

El promedio de llamadas diarias, entonces, es de 11, y cada comunicación dura aproximadamente 20 minutos. 204 llamadas fueron para requerir información específica sobre aborto con misoprostol.

Hemos brindado información sobre aborto con misoprostol científica, completa, actualizada, de manera comprensible y oportuna. Personalizada, en una conversación anónima, confidencial y sin prejuicios. El hecho de poder recurrir a personas que no abren juicios sobre las situaciones puntuales que atraviesan las mujeres es parte del valor que ellas mismas le dan a la línea y permite de manera fluida y eficaz la apropiación de saberes para una decisión informada.
Las mujeres que llamaron a la línea ya tenían referencias sobre el misoprostol o “la pastilla para abortar”. Estas referencias estaban cargadas de mitos, errores, prejuicios. Era información falsa, desactualizada e incompleta.

En la enorme mayoría de los casos refirieron que esta búsqueda de información era parte de una estrategia conjunta con otras personas. El 92 % llamó acompañada. En el 23 % de las veces, por sus parejas. Sólo el 8% dijo querer enfrentar este proceso en soledad o no tener con quien compartirlo. Las menores de 21 años que han llamado, 11%, lo han hecho acompañadas por sus madres.

Hemos recibido llamadas de mujeres de todas las edades, de 13 a 47 años. Mujeres en diversas etapas de su vida, de su período de capacidad reproductiva. Todas con dudas, temores, ansiedades, miedos parecidos. Todas unidas por la invisible cadena de tabúes que rodean el cuerpo, la sexualidad, la maternidad, la capacidad de decisión de las mujeres.

La gran mayoría de las mujeres que llama conoce las fechas de su ciclo menstrual, ha estado embarazada anteriormente, sabe cómo confirmar un embarazo y cómo acceder a una ecografía. Pero no tienen información sobre su propia vagina, sobre los procesos de embarazo, aborto o parto.

Solo en el 37 % de las llamadas las mujeres manifestaron haber usado algún tipo de anticoncepción, que falló.

De las conversaciones en la línea surge que el 82% de los varones no usó preservativo. Las mujeres explicitan las dificultades que encuentran para negociar con ellos la anticoncepción y prevención de ITS: mientras el 11% dijo tomar pastillas anticonceptivas, otras dicen frases como “me dijo que era estéril”, “prometió acabar afuera”, “no lo pude evitar”, “me dijo que se hizo una vasectomía”. Son los varones quienes controlan las condiciones del encuentro sexual. Esto pone de manifiesto la necesidad de abordar explícitamente las asimetrías de poder en las relaciones heterosexuales desde las políticas de educación y salud sexual.

Según nuestra experiencia en la línea, las mujeres buscan información sobre aborto tempranamente. Las mujeres llamaron con un tiempo de gestación promedio de 7,4 semanas. Es importante recordar que el aborto con misoprostol registra su mayor eficacia entre la semana 7 y 9 de gestación.

La mayoría de las mujeres que llamaron a la línea manifestó haber consultado previamente a su médica/o por información sobre aborto, y haber recibido información falsa: que el misoprostol puede causarle un derrame cerebral, que necesitaran transfusiones de sangre, que las pastillas no funcionan, que se colocan dentro del útero, que el útero puede estallar, que es un método letal, que causan infertilidad, etc.

También expresaron que sus médicos/as se negaron a brindarles la información solicitada, incluso en casos en que las mujeres manifestaron padecer enfermedades o estar bajo tratamientos incompatibles con la continuación del embarazo. Hemos escuchado de las mujeres frases como “dijo yo estudié para salvar vidas”, “no me puede sacar algo que late”, “me mandó al carajo”.

Además, tenían nula información sobre cómo es un proceso de aborto, qué esperar, cómo reconocer una hemorragia o infección y qué hacer al respecto.

Algunas mujeres no sabían cómo acceder a atención médica. Otras, la gran mayoría, siente que no puede acceder a ella: más del 90% manifestó sentirse intimidada por conocer experiencias de violencia, amenazas o denuncias sufridas por mujeres a manos de personal de salud.
Ninguna de las mujeres que llamaron sabían cuáles son sus derechos frente a un médico o una médica, no conocían el deber de confidencialidad ni la obligación legal de atender un aborto en curso, incompleto o brindar atención postaborto.

Tampoco conocían información sobre las situaciones en que el aborto es legal ni cómo acceder a un aborto no punible.

La violencia obstétrica y médica es una forma de coartar la autonomía de las mujeres exponiéndolas a enormes riesgos para su salud y negándoles acceso a información sobre el método correcto para abortos con misoprostol. La OMS establece al misoprostol como un medicamento esencial para la atención básica de salud de las mujeres. El aborto con misoprostol es considerado un método de aborto sin riesgos que hasta las 12 semanas de gestación, las mujeres pueden realizar por si mismas en sus casas, sin supervisión medica alguna, y con mínima atención medica posterior, aún en condiciones de clandestinidad.

La corporación médica actúa como policías, jueces y verdugos, castigando a las mujeres que abortan con la vulneración de sus derechos a la salud, a la información, a la atención médica digna.

Las mujeres sufren toda clase de violencias y vulneración de sus derechos cuando se enfrentan a un embarazo y buscan información sobre aborto. Los y las médicos/as violan sistemáticamente sus deberes: aterrorizan a las mujeres con información falsa, niegan información que es su deber brindar, violan la confidencialidad.

Según datos oficiales, 74 son las mujeres muertas por aborto inseguro durante el 2007. Según fuentes expertas, la mortalidad de las mujeres que abortan está bajando gracias al uso de misoprostol. Prohibir o restringir el acceso al misoprostol por cualquier medio, incluido su precio, implica violentar la autonomía de las mujeres, obligándolas a enfrentar altos riesgos para su salud, que incluso pueden derivar en muerte.

Ciudadanas de segunda en una democracia tibia restringida geográficamente a las grandes ciudades y zonas donde la información circula por otros canales además de los medios de comunicación masiva hegemónicos. Una democracia que, para las mujeres, llega hasta el ombligo y continúa en las rodillas. El resto es del Estado, y es un Estado dictatorial.

A un mes de atención de la línea, podemos decir que las mujeres estamos dispuestas a ejercer nuestros derechos aún a pesar de las amenazas, los castigos y los riesgos a los que nos exponen los médicos/as y los medios hegemónicos. Es obligación del Estado garantizar el derecho a la información en temas de salud sexual y derechos reproductivos, en especial en temas de aborto seguro. De acuerdo con el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, la mayoría de las muertes de mujeres embarazadas por causas de abortos inseguros son perfectamente evitables y la falta de información sería una de las principales causas de la mortalidad de mujeres en general y de las muertes por abortos inseguros en particular.

Por lo tanto, cada médico/a que niega información sobre aborto seguro se convierte en cómplice del femicidio impuesto por la prohibición del aborto y falta a su deber médico de proteger la salud y la vida de sus pacientes. Cada medio de comunicación que transmite información parcial, falsa, sesgada y cargada de misoginia se convierte también en cómplice, faltando su deber democrático de contribuir a la generación de agencia política crítica a través de la diseminación del conocimiento.

La información sobre aborto seguro no puede seguir transmitiéndose en secreto. Basta de hipocresía. El silencio no es salud.

OPINIONES- Del lado de las mujeres

Mario Sebastiani (Miembro del Servicio de Obstetricia y Comité de Bioética del Hospital Italiano)

"El conocimiento médico no nos pertenece sino que le pertenece a la gente. Toda consulta sobre la cual nosotros tengamos un conocimiento, lo lógico es dárselo a quienes han permitido que seamos médicos. No puedo, a priori, censurar lo que voy a decir. Eso es paternalismo y no autonomía. Dado que no se ofrece otro tipo de solución a la gente que quiere interrumpir una gestación, bienvenido sea el número telefónico, que seguramente da una información precisa de la situación. Le guste a quien le guste, el aborto está desapareciendo del ámbito médico para convertirse en un acto privado de las mujeres. Esto es producto de la tecnología y de que las mujeres han sido castigadas cuando necesitaron acercarse a la medicina y sus instituciones: encontraron denuncias, victimización y juzgamiento. Las respuestas que encontraron de nosotros fueron de cuarta. Cuando las mujeres tardan en consultar, el aborto se convierte en una intervención compleja. No favorezco el aborto, pero si lo va a haber, la medicina tienen que estar del lado de estas mujeres"
Declaraciones al diario Critica de la Argentina, a proposito de la presentación del primer informe de la linea Aborto, más información, menosriesgos.